domingo, 26 de abril de 2009

Zygmunt Bauman. Vidas Desperdiciadas.


Vidas desperdiciadas. La modernidad y sus Parias, Zygmunt Bauman.[1] 

Un sistema centrado en el consumo, que promueve la obsolencia precoz de los objetos para dinamizar la producción, plantea numerosos problemas, ¿Qué hacer con los residuos que no se puede –o simplemente no se quiere- reciclar? ¿Qué pasaría si el residuo sirviera como metáfora de los seres humanos? ¿Podríamos hablar de residuos humanos?

La globalización es la construcción del orden y el progreso económico y por todas partes va generando residuos humanos que se expulsan en cantidades cada vez mayores. Se trata de refugiados, pobres, inmigrantes ilegales que se convierten en cuerpos visibles de la humanidad residual, y nadie sabe en qué momento puede pasar a convertirse en basura.

En los tres primeros capítulos se realiza un análisis de las principales fuentes de residuos humanos y en el último capítulo nos da una lectura general del problema desde la perspectiva de la cultura.

Para Bauman no hay orden sin residuo, y esto viene dado por la noción misma de orden: poner orden es cuando recortamos algo y lo desechamos. Esta producción de desechos concomitante al diseño de lo positivo se ve agravada por el advenimiento de la modernidad. Justamente en virtud de la modernidad y a medida que el orden avanza se van generando desechos materiales y humanos que se amontonan en las fronteras de las ciudades (vertederos, entornos marginales) y en consecuencia atendemos a la pérdida de derechos, pues no hay ley para los excluidos.

La superpoblación se nos plantea como un peligro y siempre recordamos que los países superpoblados son los que están en el tercer mundo, aún a sabiendas que los países desarrollados (como Holanda o Bélgica) tienen más densidad de población que la mayoría de los países de África. Este peligro de superpoblación no alude, por tanto, a la cantidad de pobladores, sino a su condición económica, es decir, la población excedente es aquélla que no está en condiciones de producir/consumir como los ciudadanos normales. Esta amenaza de superpoblación es doble: ponen en peligro el trabajo de los incluidos, debido a que los inmigrantes encarnan de manera visible y tangible su propia desechabilidad, por un lado, y por otro los expulsados por el sistema de los países subdesarrollados intentan reingresar en él en las grandes ciudades. El sistema no plantea ningún tipo de alternativa para reciclar a estos hombres residuales, pero si que intenta aparentar ante los que no lo son que se ocupa del problema.

Habla Bauman acerca del paso del “Estado social” (incluyente) al Estado excluyente sustentado por el control de las fronteras. En el Estado Social nos habla de las cárceles como centro de reciclaje, y cómo son contempladas en el Estado Excluyente como contenedores herméticos, o como centros de destrucción de residuos.

Su influencia en mi obra:

“Vidas desperdiciadas”, como hemos visto con anterioridad, nos habla de los excedentes residuales que genera el mecanismo del sistema consumista. Pero estos residuos además de ser materiales, pueden ser también humanos. Bauman analiza la situación de las gentes propensas a ser desechadas por el sistema, y son aquellas personas que dada su escasez de medios económicos, su situación precaria en países donde no se puede generar riqueza individual deciden emprender un camino hacia las megaciudades, y se topan con un problema al que Juanjo Cordero aludió en su conferencia: la pérdida de los derechos.

Nos habla Bauman de las tres cualidades sobre las que se asienta la denominada por él mismo “Modernidad líquida” y son el orden, el progreso y la globalización.

En cuanto al orden, Bauman analizando su propia definición nos muestra que no existe orden sin residuo, y por lo tanto, tanto los materiales como las personas que se ordenan en el sistema de consumo, irremisiblemente pueden ser desechados en cualquier momento. De hecho, lo hace de manera tangible al hacernos referencia a las zonas concomitantes de las ciudades donde se amontonan los residuos materiales (vertederos) y humanos (zonas marginales)

La conexión existente entre este ensayo y el carácter conceptual de mi obra es precisamente el que hace alusión a los residuos y desechos humanos. El Colono, ante el análisis de la superpoblación que le rodea, teme convertirse en un residuo y advierte que todo y todos cuantos le rodean son vulnerables a convertirse en basura tarde o temprano. Es por ello, que tras la propuesta estatal de emprender un viaje de ida a Marte decide que es la oportunidad única de alejarse  de toda la basura que le rodea, pues sabe que es probable que si se niega a seguir participando en el sistema puede formar parte del Estado excluyente.

 El ensayo de Bauman se revela en mi obra como motivo inspirador al sentimiento del colono, el texto de Bauman contextualiza la realidad del colono dentro de un marco social y más centrado en el ser humano, visto en su ensayo como residuo del sistema económico. 


[1] Vidas desperdiciadas. La modernidad y sus parias, Zygmunt Bauman. Paidós. Estado y sociedad.

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