domingo, 26 de abril de 2009

Pillow Book de Peter Greenaway




"Una necesita un abanico particularmente hermoso para una ocasión especial y da instrucciones al artista, en cuyo talento confía plenamente, para que decore uno con el dibujo apropiado. Cuando llega el día y nos envía el abanico, una queda disgustada al ver lo mal pintado que está. ¡Qué tristeza!"

-El libro de la almohada- Sei Shonagon

Durante el periodo Heian (794-1185) se vivió una época de esplendor y refinamiento cultural en la historia de Japón, que produjo, entre otras, dos obras cumbre de la literatura, escritas por dos mujeres que sirvieron en la Corte Imperial; "El romance de Genji" de Murasaki Shikibu y "El libro de la almohada" de Sei Shonagon. 
Shonagon sirvió en la Corte en la década de 990, y su libro es una especie de ensayo o diario autobiográfico en el que esta mujer, que tan bien conocía los ambientes íntimos y refinados de Palacio, opinaba sobre todo tipo de asuntos más o menos serios o más o menos frívolos, saltando de unos temas a otros sin excesivo orden o método aparente.

Peter Greenaway se inspiró en esta obra y en su fascinación por la cultura japonesa para realizar "The Pillow Book"; un elaborado experimento cinematográfico y artístico.
La protagonista de la historia, que se llama Nagiko -igual que Nagiko Kiyohara, que era el verdadero nombre de Sei Shonagon, mil años antes-, se embarca en una peculiar trama ambientada a finales del siglo XX entre Japón y Hong Kong. El objetivo excéntrico y metafórico al que Nagiko dedicará su vida será la busqueda del amante calígrafo ideal.
Este argumento permite desplegar ante nosotros una original trama que reflexiona sobre el amor y la busqueda del amor, y permite al autor mostrar o evocar diversos aspectos, como pinceladas, de la cultura japonesa; como por ejemplo el arte de Utamaro tatuando la espalda de las geishas, los templos de Kioto y los jardines Zen, el Japón moderno con sus aeropuertos y escaleras mecánicas, los ninjas, el bondage, o los grabados ukiyo-e -dibujos del mundo flotante buscador del placer- que en una de las secuencias se funden con los dos protagonistas reales de carne y hueso mientras hacen el amor. 

Greenaway crea imágenes sutilmente iluminadas y sugerentemente sonorizadas, y consigue que unas caligrafías proyectadas sobre una pared o un cuerpo, o un poco de tinta que escapa por el desagüe de la bañera sean algo fascinante.

Pocas veces los cuerpos y las pieles se han mostrado tan sensuales como aquí. El vientre, el pecho, la espalda, la cara interna de los muslos, o cualquier otro sitio, es bueno para escribir como si se tratase de la página en blanco de un libro, y siempre que se tenga el arte caligráfico adecuado para hacerlo y la piel tenga la suavidad y la textura apropiada.
A veces Greenway une dos acciones distintas en un mismo plano, como si intentase acelerar los planos de transición -por ejemplo un trayecto en coche hasta la editorial-, y en vez de hacer una elipsis y suprimir un plano totalmente, lo pone en un recuadro más pequeño dentro de la pantalla y lo hace desaparecer enseguida, mientras simultaneamente observamos en el resto de la pantalla una acción que ya está sucediendo en otro tiempo, quizás dos minutos más tarde. Es interesante.
Nagiko ha envíado un texto a una editorial y lee la nota de rechazo:

"Nos consideramos incapaces de publicar este material, el papel en el que está escrito no interesa".
A partir de este momento Nagiko enviará a la editorial sus textos escritos en los cuerpos de sus amantes, trasformándolos en libros-cuerpo, para que así sean aceptados por el editor después de gozar de ellos. Irónico.

"Cuando la luna brilla en el cielo, me gusta recibir a un visitante, aunque no haya venido a verme durante diez días, veinte días, un mes, un año y hasta siete u ocho años, pero que ha venido a verme porque el claro de luna le recordaba nuestro encuentro en el pasado. Aunque me halle en un sitio inapropiado para recibir visitas, teniendo que preocuparme de que no nos vean, siempre le permito que me hable, incluso si tenemos que estar de pie todo el tiempo. Y luego, si me es posible, lo retengo conmigo toda la noche."

-El libro de la almohada- Sei Shonagon
Una maravillosa película que cautiva tanto por su montaje, su guión parco en palabras y por sus imágenes impactantes, duras y sensuales.

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